Monedas y billetes de euro para imprimir del momento
Desde el 2002, los billetes en euros son producidos conjuntamente por los bancos centrales nacionales (BCN) de la zona del euro. Cada BCN es responsable y asume los costes de una parte de la producción anual total en una o varias denominaciones.
La producción anual de billetes en euros debe ser suficiente para satisfacer los aumentos previstos de la demanda, como los picos estacionales, y para sustituir los billetes no aptos. También debe ser capaz de hacer frente a aumentos inesperados de la demanda. Los volúmenes de producción para los próximos años se calculan a partir de las previsiones proporcionadas por los BCN y de una previsión central realizada por el BCE, combinando así la experiencia nacional con una perspectiva de toda la zona del euro. Las cifras calculadas deben ser aprobadas por el Consejo de Gobierno del BCE.
La responsabilidad de la acuñación de las monedas en euros corresponde a los gobiernos nacionales de los países de la zona del euro. Sin embargo, el valor global de las monedas que se pondrán en circulación anualmente ha de ser aprobado por el Consejo de Gobierno del BCE.
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Nota de 500 euros
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Existen siete billetes y ocho monedas en euros. Los billetes, cuyos diseños, según el BCE, muestran “estilos arquitectónicos de diversos períodos de la historia de Europa”, son idénticos en toda la zona del euro, aunque las monedas en euros tienen una cara específica para cada país.
Los microestados de Andorra, Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano también utilizan el euro, como parte de un acuerdo formal con la Comunidad Europea. Esto significa que actualmente los billetes y monedas en euros circulan en países con una población total de 340 millones de personas. Sin embargo, siguiendo la tendencia mundial, la proporción de efectivo en las transacciones ha ido disminuyendo a medida que aumenta el uso de las tarjetas de débito y crédito. El efectivo sigue siendo popular para las transacciones pequeñas, pero lo es menos para las grandes.
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El primer paso para diseñar una moneda común europea fue una cuestión de “temática”. El reto consistía en identificar un tema general que hablara de la idea de una Europa unida. Aunque el instinto inicial era apoyarse en el vasto patrimonio histórico de Europa, el pasado era un campo de minas, una historia de conflictos, sobre todo teñida por la dinámica del Estado. ¿Cómo podía una entidad que se había construido para acabar con esa historia manipularla también y extraer una imagen de unidad?
El proyecto del euro comenzó en serio tras la firma del Tratado de Maastricht en 1992, el acuerdo responsable de la creación de la Unión Europea (Mulhearn y Vane 2008; Chang 2009; Heinonen 2015).1 Ese mismo año, los gobernadores de los bancos centrales de los Estados implicados en este proceso crearon el Grupo de Trabajo sobre la Impresión y Emisión de un Billete Europeo. Perseguir el objetivo de la unificación monetaria también requería una nueva institución supranacional. El comité intergubernamental de gobernadores de bancos que había supervisado los asuntos financieros desde los años sesenta tenía que ser sustituido por una organización que pudiera supervisar adecuadamente la transición hacia una moneda común. El Instituto Monetario Europeo comenzó a funcionar en 1994, allanando el camino para la creación del Banco Central Europeo, que asumió sus funciones en 1998.
Euro en circulación 2021
Desde el 2002, los bancos centrales nacionales (BCN) de la zona del euro producen conjuntamente los billetes en euros. Cada BCN es responsable y asume los costes de una parte de la producción anual total en una o varias denominaciones.
La producción anual de billetes en euros debe ser suficiente para satisfacer los aumentos previstos de la demanda, como los picos estacionales, y para sustituir los billetes no aptos. También debe ser capaz de hacer frente a aumentos inesperados de la demanda. Los volúmenes de producción para los próximos años se calculan a partir de las previsiones proporcionadas por los BCN y de una previsión central realizada por el BCE, combinando así la experiencia nacional con una perspectiva de toda la zona del euro. Las cifras calculadas deben ser aprobadas por el Consejo de Gobierno del BCE.
La responsabilidad de la acuñación de las monedas en euros corresponde a los gobiernos nacionales de los países de la zona del euro. Sin embargo, el valor global de las monedas que se pondrán en circulación anualmente ha de ser aprobado por el Consejo de Gobierno del BCE.